Es fácil cuando te dicen que con un paso tras otro marcas tu camino, tu destino, pero en realidad no es así. Si tus pasos no son certeros el camino, tarde o temprano, se tuerce. No quieres que esto ocurra, ya has sufrido bastante. Es preferible trazar una curva si con ello te evitas el dolor y la angustia. Aunque tu camino sea más largo, encontrarás menos obstáculos en el.
Pronuncias esas palabras con poca seguridad pero con la suficiente como para no volver a gritarte y pensar, mirar, lo que queda atrás.
Un, dos, tres. . . empiezas despacio mirando siempre al frente y avanzando hacia arriba.
Sabes que el destino te tendrá algo reservado. Sabes que no todo siempre es malo, que hay esperanza, que puedes superarlo. Lo que dejaste atrás ahora forma parte de un pasado muy lejano, porque sin darte cuenta llevas años y años caminando, años y años construyendo tu camino, paso a paso, tu futuro. Ya no hay nada que te detenga, porque ya no quieres parar. Tu sueño te espera: avanza, sigue y lógralo.
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